La Vía Francígena Italiana Completa

El viaje comienza en puerto del gran San Bernardo. Si llega pronto, dé un paseo por los alrededores y disfrute de este particular y fascinante pueblo lleno de historia. Sienta el paso de los peregrinos y viva el ambiente con su típica arquitectura antigua, como el antiguo molino de agua restaurado.

Este itinerario se ha realizado con financiación de Routes4U, programa conjunto del Consejo de Europa y la Unión Europea. Su contenido es responsabilidad exclusiva de Sloways y no refleja necesariamente las opiniones del programa conjunto Routes4U.

Desde el puerto de Gran San Bernardo se llega a Italia y se continúa hasta el bonito pueblo de Etroubles, caminando por la ruta oficial de la Vía Francígena. El itinerario discurre por pistas secundarias ricas en paisajes evocadores, con sus pequeños pueblos y el antiguo sistema de refugios contra aludes. Algunos puntos podrían ser un poco empinados, pero hay un par de alternativas posibles de hacer.

Hoy saldrá de Etroubles para llegar a Aosta, donde los peregrinos podían venerar las reliquias de San Orso y San Grato (hoy en día son patrones de todo el Valle de Aosta).  La caminata promete una profunda experiencia a lo largo de las montañas, atravesando prados y pinares. Encontrará antiguos refugios, la capilla utilizada por los peregrinos, y seguirá el antiguo arroyo "Ru Neuf".  Como la última parte es en descenso, es posible tomar un autobús de Verrailes a Aosta.

La ruta serpentea entre castillos y viñedos. Flanqueará el bello castillo de Quart, con su capilla dedicada al santo local, Emerico. A lo largo del camino de aproximación podrá tocar los grabados semiesféricos realizados en la roca por hombres prehistóricos, los Coppelle, tratando de imaginar para qué servían, aún rodeados de misterio.

Recorrerá un largo camino junto a los Rus, antiguos canales artificiales que aún riegan los cultivos de las laderas de las montañas del Valle de Aosta. Entre un viñedo y otro, le recomendamos una parada en la Crotta de Vegneron, en Chambave, templo consagrado a los vinos del Valle de Aosta.  Una vez en Saint Vincent, podrá detenerse para un descanso revigorizante en el balneario.

Desde Saint Vincent se continúa por la margen izquierda del Valle, encontrando en el camino el bellísimo castillo de Saint Germain: se puede admirar su torre del Mezzogiorno desde debajo de las impresionantes murallas medievales, antaño formidable torre de defensa de la familia De Mongioveto que dominaba el valle. Desde aquí recorrerá un corto tramo del antigo camino de las Galias, antes de dejarse encantar por los espléndidos itinerarios que ofrece la ruta hasta Verrès, que asciende por la ladera de la montaña. Si le gustan los castillos, le recomendamos una visita a Issogne.

Hoy le espera un breve viaje en una máquina del tiempo: en Arnad podrá emerger en el papel de peregrinos medievales recorriendo las naves de la iglesia parroquial de San Martino, antes de cruzar el antiguo puente de Enchallod. O puede divertirse buscando las huellas de los carros romanos en las piedras de la antigua calzada de los galos, que le sorprenderá con un tramo aún perfectamente conservado que conduce a las puertas de Donnas. Si le gusta la historia más reciente, visite el fuerte de Bard con su Museo de los Alpes.

El paisaje alpino da paso a las suaves colinas piamontesas, entre característicos pueblos y tramos rodeados de naturaleza. El punto de destino de hoy es Ivrea: el casco antiguo le deleitará con su hermoso castillo y la alta torre de Santo Stefano, pero no se pierda un paseo por un museo al aire libre de arquitectura moderna. Para los más golosos, recomendamos una pausa para degustar la tarta Novecento, un pastel de chocolate cuya receta guardan celosamente los pasteleros de la ciudad.

Hoy se relajará con una etapa tranquila, que le permitirá descubrir algunas de las pequeñas joyas escondidas de la Vía Francígena: pasará bajo el arco de la torre de Piverone para adentrarse en su antiguo pueblo, desarrollado en torno a una carretera que atraviesa el centro, y después para ver los restos de un fresco en el interior del "Geisùn", las ruinas de una pequeña iglesia sin tejado donde se cruzan dos caminos rurales. Por último, llegará a Viverone para terminar la jornada admirando la puesta de sol a orillas del lago.

Hoy volverás a caminar por tranquilos caminos rurales. El plato fuerte del día es el castillo de Roppolo, que le ofrecerá una espléndida vista del lago Viverone y del anfiteatro morrénico de Ivrea. Si es amante del buen vino, no se pierda la visita a las bodegas que albergan una colección de vinos regionales.  Las colinas descienden gradualmente a medida que avanza hacia Santhià. Ahora que ha llegado a su punto de destino, puede disfrutar de la sabrosa cocina de la zona de Vercelli, con sus deliciosos arroces y platos de carne, terminando con broche de oro con una copa de licor de hierbas blancas.

La primera etapa del viaje le llevará por la llanura de Vercelli, junto a los característicos arrozales. Si tiene la suerte de verlos inundados, quedará encantado con las tonalidades de color que se reflejan en el agua, en un paisaje único en su género: diferentes especies de aves serán sus compañeras de paseo, y le seguirán con su vuelo, rozando la superficie del agua. Y si siente curiosidad por descubrir cómo se utiliza el arroz en la cocina local, en Vercelli tendrá muchos platos para elegir, entre primeros platos, tartas saladas y postres.

Un corto viaje en tren a lo largo del río Sesia le llevará de Vercelli a Robbio. Desde allí, el paisaje campestre de Lomellina le conducirá hacia Mortara, por herbosos caminos de ovejas y anchas pistas de tierra. Podrá admirar la antigua fachada del Monasterio de San Valeriano y la pequeña iglesia románica de San Pietro, que antaño ofrecía hospitalidad y comodidad a los viajeros que recorrían la Francigena: de hecho, cerca de aquí se construyó el Hospitale, dedicado a ofrecer hospitalidad a los peregrinos. Si aprecia las especialidades locales, en Mortara no se pierda el salami de oca I.G.P., un  producto auténtico del que sentirse orgulloso.

El penúltimo tramo discurre por caminos rurales, entre bosques, campos de cultivo y pequeños pueblos. Le recomendamos una visita a la Abadía de San Albino, a la que llegará a las afueras de Mortara: aquí se detenían los antiguos peregrinos, y también podrá pararse en oración o meditación ante su altar decorado con mosaicos y descubrir la historia de San Albino, entre la realidad y la leyenda.

La ruta que te llevará a Pavía es especialmente atractiva: tras un largo tramo de campiña típica de Pavía, salpicada de grupos de bosques y casas de labranza, llegarás al Parco del Ticino. Podrá detenerse a descansar a la sombra de los espesos bosques, o tomar el sol en las playas o prados cercanos al río, atento a los herrerillos y ardillas que corretean entre los árboles. Pero no se quede demasiado tiempo, porque una auténtica joya de la Vía Francígena: Pavía, con su espléndido casco antiguo lleno de tesoros artísticos de todo tipo. Terminará su viaje con un aperitivo en la plaza Vittoria, y si le gustan los postres, le interesará saber que Pavía es la cuna de la torta paradiso, uno de los pasteles más populares horneados por las abuelas italianas.

La primera etapa le llevará a través de la llanura aluvial del Basso Pavese, con sus típicas terrazas de inundación, hasta Santa Cristina, una parada de Sigerico que toma su nombre de una antigua abadía dedicada a la Santa, desgraciadamente destruida. Por el camino se encontrará con la pequeña Chiesa di San Giacomo, que le sorprenderá por la sencilla belleza de su fachada. Si tiene la suerte de poder visitar el interior, no se pierda el ciclo de frescos dedicados al Santo.

Por la mañana, un traslado le llevará a Orio Litta, donde comenzará su caminata. Hoy se enfrentará al Transitum Padi, el vado de Sigerico. Un experto barquero le llevará a la otra orilla del Po para entrar en Emilia Romaña, tierra de gran hospitalidad y famosa por sus delicias gastronómicas y vinícolas. Por carreteras provinciales y carriles bici llegará a Piacenza. Aquí podrá degustar la famosa charcutería de Piacenza, regada con un vaso de vino de Gutturnio, pero no olvide que Piacenza también cuenta con una espléndida basílica: tras admirar su torre octogonal, atraviese la Porta del Paradiso para descubrir los interiores románicos de la iglesia y los frescos del siglo XVII.

Tras un primer tramo por la Vía Emilia, la etapa de hoy le llevará por una serie de carreteras rurales hacia Fiorenzuola, una ciudad rica en historia, con iglesias y edificios que merecen una visita: podrá admirar la fachada de la iglesia de San Fiorenzo y el oratorio de Caravaggio.

Si cree que esta etapa puede resultarle demasiado larga para recorrerla a pie, no se preocupe: puede acortarla haciendo breves tramos en transporte público.

La tranquila y llana etapa de hoy le llevará hasta Fidenza, donde el paseo terminará en la hermosa plaza del Duomo: por el camino no se pierda la visita a la abadía cisterciense de Chiaravalle della Colomba. Si aún no está preparado para llegar a su punto de destino, puede quedarse pensativo unos minutos en el silencio de los claustros, admirando los interiores de madera tallada de la iglesia antes de continuar su paseo. Si le gustan las tradiciones populares, consiga que alguien le cuente la historia dedicada a la ciribiciaccola, nombre de la torre de la Abadía en dialecto.

Comenzará su paseo con un tramo por las colinas, que ya le mostrarán monumentos de gran importancia histórica como la Pieve di Cabriolo, dedicada al arzobispo de Canterbury Becket, donde podrá descubrir su misteriosa historia ligada a los caballeros templarios. Caminarás junto a las ruinas del castillo de Costamezzana, dominado por su torre circular que aún trepa entre los árboles, y disfrutarás subiendo y bajando por las crestas de las colinas. Al llegar a Medesano, un transfer le llevará a Sant'Andrea Bagni.

Hoy te espera una etapa exigente. El día comienza con un breve traslado que te llevará a Fornovo; continuando entre las colinas de Parma, cruzarás el río Taro, donde te recomendamos visitar la catedral para admirar los impresionantes bajorrelieves de su fachada.

A lo largo del recorrido pasarás por los pueblos de Terenzo, donde podrás admirar antiguas iglesias. Luego continuarás hacia Bardone y Cassio, desde donde un traslado privado te llevará a Berceto.

Distancia: 21 km

Desnivel: +1080/-440 m

Hoy un breve traslado te llevará de nuevo a Cassio, donde seguirás el camino empedrado recorrido durante siglos por generaciones de peregrinos.

Una caminata de unos 10 km por una carretera secundaria asfaltada (o, si lo prefieres, un traslado) te llevará hasta Berceto, un “pequeño joyel de piedra”, donde podrás reponer fuerzas con setas locales y pattona, un pastel típico elaborado con harina de castañas.

Distancia: 10 km

Desnivel: +470/-450 m

Desde Cassio le espera una subida hacia el Paso de Cisa, primero por caminos de herradura y carreteras rurales y después por pistas de tierra y carreteras asfaltadas. Continuará la marcha por el último tramo de la ruta que le conducirá entre las atractivas vistas sobre la Lunigiana hasta el Monte Valdoria, un punto panorámico de gran belleza, antes de subir de nuevo hacia el Paso y descender hasta Previdé una hermosa aldea rodeada de naturaleza. Tras llegar a esta tranquila aldea inmersa en la naturaleza de Lunigiana, un transfer le llevará a Pontremoli.

Por la mañana, un transfer le llevará a la pequeña aldea de Previdé para reanudar la marcha. No habrá descanso en esta última etapa, pero le deparará nuevas sorpresas que harán que todos sus esfuerzos merezcan la pena. Desde Previdé recorrerás largos tramos de sendero rodeado de naturaleza, a través de pueblos característicos como Groppadalosio, con su maravilloso puente medieval antiguo, y Casalina, que te encantará con sus casitas de piedra y la característica cúpula pequeña de su campanario. Por último, el emocionante descenso hasta Pontremoli, la ciudad de los puentes y las estelas, donde podrá disfrutar de un relajante paseo nocturno por las callejuelas del centro histórico iluminado.

Durante la primera jornada de su viaje se verá rodeado por una espléndida zona que alterna campiñas muy verdes con pueblecitos medievales. Aquí podrá admirar las casas-torre de Ponticello, el antiguo hospicio de San Jacopo en Filattiera y, sobre todo, la antigua Pieve di Sorano, que alberga desde hace siglos estatuas-estela de guerreros celtas. Villafranca es un pueblo medieval muy bonito: se puede subir la colina hasta el pueblo amurallado de Malgrate, con su castillo, o a través de los árboles contemplar las ruinas del antiguo castillo de Malnido, residencia de la familia Malaspina. Y justo antes de llegar, otra sorpresa: la vía Francigena se encuentra con el castillo de Filetto.

Desde Villafranca se sigue hacia Aulla, atravesando un espeso bosque y caminando por tramos de una antigua calzada romana, hacia el castillo de Terrarossa. El último tramo de la ruta transcurre sobre las vías del antiguo ferrocarril, inteligentemente transformadas en carril bici. Si le apasiona la historia antigua, apreciará la musa de la Abadía de San Caprasio, que contiene hallazgos arqueológicos de la época medieval. No se pierda un paseo por las antiguas murallas de la Fortezza della Brunella, simulando ser centinelas medievales, antes de dar una vuelta por el casco antiguo. Y si tiene hambre, nada mejor que las sabrosas focaccias locales, que se degustan aún calientes acompañadas de embutidos y quesos.

Desde Aulla recorrerá el primer tramo del viaje por caminos exigentes pero gratificantes: desde aquí vislumbrará el mar por primera vez. A lo largo del camino atravesarás paisajes muy verdes y pueblos medievales. Podrás visitar las ruinas del castillo de la Brina, reconstruyendo con tu imaginación sus impresionantes murallas, mientras que en Sarzana te asombrará el interior barroco de la catedral de Santa Maria Assunta, y admirarás la fachada gótica de la Pieve di Sant'Andrea, el edificio más antiguo de la localidad. Se perderá por el casco antiguo entre las callejuelas que se abren a grandes plazas, donde podrá detenerse para degustar una cena típica: descubra el sabor de la "torta scema", ¡y consiga que uno de los lugareños le explique el significado de su nombre!

Hoy su viaje discurrirá por caminos llanos, siguiendo las huellas de los antiguos peregrinos que desde el puerto romano de Luni se embarcaban hacia Santiago de Compostela. No se pierda la visita de la zona arqueológica, con el antiguo anfiteatro y el museo que alberga un espléndido mosaico dedicado al dios Neptuno. Por senderos que le regalarán vistas del mar y de los Alpes Apuanos llegará finalmente a Massa.

Hoy te espera Pietrasanta, con su espléndido casco antiguo. Antes de recorrer sus galerías de arte y tiendas, le recomendamos que visite el Duomo de la ciudad, para pasear entre sus columnas de mármol y admirar sus bóvedas decoradas con frescos. Finalmente llegarás a Camaiore, con su casco antiguo y la antigua Badia di San Pietro, y una tarta de chocolate a base de arroz que te recompensará por los esfuerzos del día.

Desde Camaiore seguiréis subiendo y bajando entre las colinas de Lucca, antes de descender al valle del torrente Contesola y cruzar el río Serchio. Así llegaréis a Lucca, final de vuestro viaje; entrad por las murallas y rodeaos de su casco antiguo, donde os esperan numerosas atracciones. Podrá admirar la fachada decorada de San Frediano, curiosear en las tiendecitas de la plaza circular para comprar espelta y galletas locales que llevarse a casa, conquistar la torre Guinigi y admirar la ciudad desde lo alto de su jardín colgante.

Saliendo de Altopascio caminarás por un espléndido tramo de la Vía Francígena original empedrada, rodeado de bosques. Déjese encantar por la tierra salvaje de las Cerbaie y disfrute de una vista panorámica del antiguo pueblo de Fucecchio desde lo alto del viejo parque con su antigua torre medieval. Tras cruzar el río Arno, paseará por sus orillas en dirección a San Miniato. El Seminario que da nombre a la plaza principal le sorprenderá con su particular fachada: disfrútelo iluminado, quizás después de comer un risotto espolvoreado con la típica trufa blanca, orgullo de la zona.

Si cree que esta etapa puede resultarle demasiado larga para recorrerla a pie, no se preocupe: puede acortarla haciendo breves tramos en transporte público.

Le espera una etapa exigente, pero de una belleza paisajística única. Desde San Miniato caminarás por un tramo de carretera asfaltada, ampliamente compensado por la parte siguiente que atraviesa las espléndidas crestas de las colinas de Val d'Elsa: a lo largo de la carretera podrás cruzar el umbral de la Pieve di Chianni, siguiendo los pasos de generaciones enteras de peregrinos. Para terminar bien el día, podrá disfrutar de un saludable baño en las termas de Gambassi, rodeadas de un parque de árboles centenarios.

Esta etapa del viaje, corta pero rica en espléndidos paisajes naturales, le conducirá a San Gimignano, una de las ciudades más bellas de la Vía Francígena: podrá hacerse una idea de su llegada cuando vea las famosas torres que hacen inconfundible su perfil. No se pierda la vista de la ciudad medieval y de los valles circundantes desde lo alto de la Torre Grossa, o si no se queda sin energía, aventúrese a subir las escaleras de la Rocca di Montestaffoli, para disfrutar de una vista aún más especial. Por la noche, dé un tranquilo paseo para admirar la ciudad iluminada antes de disfrutar de un buen vaso de Vernaccia en una de las tabernas del casco antiguo.

Desde San Gimignano continuará, subiendo y bajando, por las colinas toscanas. En un punto del trayecto aún no bien señalizado llegarás a Sce Martin in Fosse, uno de los apeaderos de la antigua ruta de Sigerico. El destino de hoy es Colle Val d'Elsa, un pueblo toscano que le hará retroceder en el tiempo, con su encantador casco antiguo y sus estrechas callejuelas que serpentean entre las murallas de piedra.

Prepárese para uno de los tramos más bellos de la Vía Francígena: una ruta meditativa, a lo largo de la cual podrá admirar la Pieve di Strove (lamentablemente sólo desde el exterior) y detenerse en la quietud de la espléndida Abadía de Isola, otra etapa del viaje del arzobispo Sigerico, donde el tiempo se detuvo hace 1000 años, cuando pasó por allí. Se le cortará la respiración cuando vea el castillo de Monteriggioni, con su corona de torres, construido sobre una colina para defender la antigua República de Siena. En su interior, un pequeño mundo antiguo, con la hermosa plaza y los pequeños jardines donde podrá recobrar el aliento, antes de subir a las murallas para admirar el panorama circundante.

Desde Monteriggioni reemprenderás la marcha por las blancas carreteras de la campiña sienesa, pasando por el antiguo pueblo medieval de Cerbaia, que ya no está habitado: experimentarás las mismas sensaciones que los antiguos peregrinos cuando pases por la puerta Camollia, la tradicional entrada francígena a la ciudad de Siena. ¿Una forma inolvidable de celebrarlo? Un plato de pici all'aglione en la iluminada Piazza del Campo. ¡Y no olvide el panforte!

Esperemos que el sol brille durante el primer día de tu viaje, porque las crestas de la Val d'Arbia ofrecen unas vistas inolvidables: tras despedirte de Siena, descansando en las colinas del horizonte, recorrerás las típicas carreteras de tierra de Siena hasta el pueblo fortificado de Lucignano, con su bonita iglesia. A las puertas de Monteroni d'Arbia podrás admirar la impresionante Grancia di Cuna, una granja fortificada que antaño albergaba las reservas de trigo destinadas a la República de Siena.

Desde Lucignano continuará su viaje por el Valle dell'Ombrone hasta Buonconvento. Cruzarás la puerta de las murallas y entrarás en el bonito casco antiguo del pueblo, descubriendo por qué su nombre significa "lugar felizmente afortunado": pasearás por las pintorescas calles, donde la vida se vive tranquilamente siguiendo los ritmos pausados de un pueblo de campo, y si te gusta el arte, tendrás la oportunidad de admirar las obras de algunos de los pintores sieneses más famosos en el Museo de Arte Sacro de la Val d'Arbia.

Hoy tu viaje te llevará hacia San Quirico, por caminos de tierra y algunos asfaltados: éstos, sin embargo, se verán compensados por las hermosas vistas de la Val D'Orcia, entre colinas teñidas de encantadores tonos y salpicadas de viñedos y cipreses. En San Quirico se quedará encantado ante la puerta de la Collegiata, intentando reconocer los diversos estilos arquitectónicos que se mezclan en su decoración, antes de disfrutar de un descanso entre los verdes setos de los Horti Leonini, un jardín del siglo XV.

Continuarás tu viaje a través de las fabulosas vistas de la Val D'Orcia: justo después de San Quirico entrarás en un mundo atemporal visitando Vignoni Alto, y podrás disfrutar de un revigorizante descanso en las aguas termales de Bagno Vignoni, con su inconfundible piscina en medio de la plaza principal. La otra perla del día es Castiglione, en el corazón de la Val d'Orcia, por la que pasará muy cerca mientras recorre uno de los tramos panorámicos más bellos de toda la Vía Francígena.

Hoy pondrá a prueba sus fuerzas con una etapa corta pero exigente que le llevará hasta Radicofani: pero merecerá la pena, porque admirar la vista desde la fortaleza de Radicofani, cansado pero satisfecho, compensará todos sus esfuerzos. También podrá visitar la Pieve di San Pietro, una pequeña joya que data del siglo XIII, y dar un paseo nocturno por su casco antiguo, admirando la magia de la Fortaleza iluminada.

Desde Radicofani caminarás hacia uno de los tramos más emocionantes de la Vía Francígena, dejando atrás la fortaleza y recorriendo la antigua Vía Cassia, rodeado de un paisaje de colinas infinitas dominadas por el Monte Amiata. A través del fondo del valle de Val di Paglia y siguiendo la ruta de la Cassia nuova, ascenderás por última vez antes de llegar a Acquapendente, el municipio más septentrional del Lacio. Pasará por la Porta della Ripa antes de entrar en su casco antiguo. Podrá pasear en silencio por la cripta románica bajo la Basílica del Santo Sepolcro, entre capiteles y arcos decorados. Según la tradición, se supone que aquí se guardan unas piedras bañadas en la sangre de Cristo.

Si le parece que esta etapa puede ser demasiado larga para recorrerla a pie, no se preocupe: puede acortarla con breves tramos en transporte público.

Su viaje continuará suavemente hasta las primeras vistas del lago de Bolsena: desde aquí descenderá a un cráter volcánico y seguirá por pistas de tierra, alternando espesos bosques con prados salpicados de olivos, antes de llegar a Bolsena. Si siente curiosidad por ver la prueba del milagro del Corpus Domini, por el que Bolsena es famosa, en la Cappella del Miracolo se conservan unas losas de mármol manchadas por la sangre que manó de una Hostia en el siglo XIII. Si, en cambio, le interesa más la cocina típica, puede degustar los productos que ofrece el lago, como la Sbroscia, una sopa local a base de pescado del lago y tomates.

Continuará a través de bosques y olivares, en una ruta que le ofrecerá constantes vistas del lago: atravesará una zona famosa por la producción de aceite de oliva virgen extra, que le recomendamos degustar sobre un trozo de fragante pan local, antes de llegar a Montefiascone: no se pierda, una subida hasta la Rocca, donde quedará encantado ante unas vistas ilimitadas. Tras descender de la Rocca, puedes entrar en un típico bar de vinos y degustar una copa del famoso Est!Est!!Est!!!, que aquí sabe aún mejor porque se produce localmente.

Volvemos a recorrer el antiguo camino empedrado de la Via Cassia, en una etapa de nuestro viaje que nos lleva por colinas salpicadas de encantadoras vistas sobre Montefiascone y Viterbo; podrá disfrutar de una agradable parada en el balneario de Bagnaccio, recargando las pilas en sus aguas termales antes de proseguir hacia Viterbo, final de su viaje. Para hacer honor a nuestro viaje, no deje de visitar el pintoresco barrio de los peregrinos, antes de admirar el espléndido Palazzo dei Papi y disfrutar del silencio de los claustros longobardos de Santa Maria Nuova. Y para terminar con una nota dulce, ¡celebre el final del viaje con los deliciosos frittellacce locales!

La primera etapa del viaje le llevará hacia Vetralla, un pueblo situado en el corazón de la antigua zona etrusca. A su llegada, deléitese con un tentempié de pan rústico y el aceite de oliva virgen extra local, antes de disfrutar de un paseo por las callejuelas del casco antiguo.

Continuando por la verde campiña del Lacio se llega a Sutri, una pequeña ciudad rica en atractivos. El anfiteatro romano, completamente excavado en la toba, es algo que no debe perderse. Decida si quiere sentarse en las terrazas o subir al escenario, pero al salir recuerde firmar en el registro de visitantes: es muy importante para el custodio, y si está allí le invitará a hacerlo. A continuación, diríjase a la iglesia de Santa María del Parto, cuyos muros de toba están decorados con frescos muy bien conservados. Busque entre las imágenes al grupo de peregrinos, representados en oración con sus bastones en la mano.

Desde Sutri nos dirigimos hacia Campagnano: durante el trayecto flanquearemos las Cascadas del Monte Gelato, donde podremos detenernos para un baño revigorizante. Una carretera panorámica del Parque Natural del Veio te llevará a las puertas de Campagnano. Aquí podrá descansar en el Parque Venturi, hogar de un tejo tricentenario al que los lugareños llaman el "Árbol de la Muerte": ¡pero no se preocupe, puede sentarse a su sombra sin ningún peligro!

Si le parece que esta etapa puede ser demasiado larga, no se preocupe: puede acortarla con breves tramos en transporte público.

Desde Campagnano continuará por el parque natural de Veio, con sus colinas boscosas, antes de adentrarse en el encantador Valle del Sorbo. Por el camino podrá admirar el santuario de la Madonna del Sorbo, pero también el casco antiguo de Formello, con sus bellos edificios medievales. Hoy su viaje terminará en el pueblecito de Giustiniana.

Así pues, ha llegado al último tramo de su viaje que le separa de la Ciudad Eterna. Al tratarse de una metrópolis, lamentablemente hay mucho tráfico en el último tramo del recorrido: sin embargo, el mirador de Monte Mario, desde el que por fin podrá vislumbrar la cúpula de San Pedro, hace que todo el trayecto merezca la pena y le hará olvidar pronto la confusión de la gran ciudad. Desde aquí descenderá hacia la Piazza San Pietro, punto de llegada de su viaje y de toda la Vía Francígena del Norte. No olvide hacerse una foto triunfal delante de la Basílica, antes de celebrar el final del trayecto, fortificándose con cordero de primavera, queso pecorino romano, y quizás un delicioso maritozzo con nata... ¡se lo ha merecido!

Último día incluido. El servicio finaliza después del desayuno.

La Via Francigena Italiana Completa del Norte en un solo viaje, pensada para quienes desean vivir la experiencia del Camino al máximo. Este recorrido es para ti si ya has hecho otros Caminos o si estás lo suficientemente en forma como para caminar con comodidad durante un mes, con jornadas largas de más de 10 kilómetros. Si no estás seguro de estar preparado, envíanos un email y te ayudaremos a determinar si estás listo para esta gran aventura.

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